lunes, 5 de octubre de 2009

Cosas de Sevilla

En estos momentos estoy en mi querida y austera Castilla. De verdad que sueño cada día en volver a ver el Guadalquivir, abrazar a los amigos sevillanos, ver la Torre del Oro y por encima de todo, mis horas de lectura en sábados y domingos de primavera y otoño en la Plaza de Dª Elvira en el Barrio de Santa Cruz, sin olvidar un hermoso paseo por La Palmera y al final ver en el “Ruiz de Ropera” a un Betis, esperemos que por tiempo en Segunda, desmelenado (ya solo es pura ficción) arropado por los suyos del “Musho Beti”. Claro y mejor no recordar, para poder seguir viviendo, una tarde en la Maestranza, viendo al sevillano Manuel Jesús, “El Cid” saliendo por la Puerta del Príncipe (perdón a los antitaurinos) Demasiado para el cuerpo. Por cierto e hilvanando una cosa con otra, conviene recordar que la caída en desgracia de mi paisano Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, con su Rey Alfonso , se produce en Sevilla, pero eso es ya otra historia y nunca mejor empleada la expresión.


ANÉCDOTA SEVILLANA. El Tenorio se desarrolla en Sevilla. D. ª Inés, D. Juan, D. Gonzalo, D. Luis, D. Gonzalo… todos son sevillanos. Los primeros cuadros se desarrollan en la Hostería del Laurel, que en la actualidad sigue existiendo en el Barrio de Santa Cruz (Plaza de le Venerables).


Hasta hace unos pocos años se seguía representando D. Juan Tenorio, en los días de Todos los Santos. Allá, por los años 60 (según mi entrañable amigo Joaquín) lo hizo en el Teatro San Fernando. Era una compañía muy importante con unos actores de primerísimo nivel. El Teatro se llenó y fueron muchos los que no pudieron entrar por falta de localidades. El éxito fue apoteósico. Los espectadores que salían de la sala y los que no habían conseguido entradas se agruparon y empezaron a aclamar a los actores junto a la salida por donde debían pasar. Salieron a saludar vestidos ya de calle y fue tanto el clamor popular, qué decidieron ir en procesión todos hasta el Barrio de Santa Cruz, muy próximo y allí en la Hostería del Laurel, donde Zorrilla inicia el principio de su D. Juan, representaron de nuevo, ante el delirio popular, las escenas de la obra que en ese lugar, según Zorrilla, se desarrollaban.


« ¿La hostería del Laurel?/ En ella estáis, caballero. / ¿Está en casa el hostelero?/ Estáis hablando con él.» (D..Juan Tenorio)


Entenderéis, que estas cosas, sólo pueden ocurrir en Sevilla.


No olvidéis cuando vengáis a Sevilla, ir al barrio de Santa Cruz. En la Plaza de los Venerables, aparte de encontrar siempre una magnifica exposición en el antiguo Hospital para sacerdotes ancianos, veréis en otro rincón de la plaza, La Hostería del Laurel, allí donde D. Juan Tenorio, un día de carnaval escribe:


¡Cuál gritan esos malditos!
¡Pero mal rayo me parta
si, en concluyendo la carta,
no pagan caros sus gritos!


Cuando estéis en ella, cerráis un momento los ojos y pensáis en D. ª Inés y en D. Juan, todos nacieron en ese barrio según la tradición y seguro que los sentís muy cerca. Os envolverá el hechizo, el duende que allí se respira, sentiréis su amor.


Si camináis 50 metros desembocaréis en «mi plaza», mi añorada Plaza de D. ª Elvira. Tiene diez bancos para sentarse, hechos en una preciosa cerámica; en cualquiera de ellos podríais haber visto, una persona con muy poco pelo, luciendo con orgullo su calva y bigotes, leyendo a quien sea; respirando y oliendo el azahar de los muchos naranjos que les dan sombra en primavera. Esa persona a la que le gusta pasar desapercibido, hubiera sido yo.


¡Ah! y no olvides tomaros allí mismo, a escasos 60 metros, jamón de la Sierra de Jabugo o Aracena, cortado muy fino a cuchillo. Y… ¿qué tal unas gambas blancas de Huelva?, Aunque pensándolo bien, casi prefiero que lo hagamos en otro sitio bastante cercano. ¿Aceptáis mi invitación? ¿Me acompañáis?



Ahora solo me falta que se produzca el milagro y pueda volver a Sevilla.

5 comentarios:

TRAS MIS ESCRITOS dice...

¡¡¡Ay Dios, qué envidia!!!

Anónimo dice...

FELICITACIONES, Fernando, por tu blog. Y escribes muy bien.

Mi consejo, que pongas una letra un poquito más grande, por comodidad para leer.
Por si no sabes hacerlo, vas a Acceder= Diseño= Color y Fuentes y pinchas ahí en fuentes o A= y podrás elegir entre "más grande y más pequeña" hasta que encuentres la adecuada.

Un cordial saludo

Fernando dice...

Gracias, Javier, por tu visita. Tus palabras me sirven de estímulo, aunque las limitaciones son las que hay y sobre todo las que veo. Pero son de agradecer tus muy buenas intenciones.

Modificaré el tamaño de las letras, cuando pueda entrar y escribir de nuevo; de momento la cebera de blogs se ha perdido por ahí. Estos chismes siempre me vencen.

Muchas Gracias y me alegro mucho que te hayas respuesto del mal día que pasaste ayer.

UN CORDIAL SALUDO

Pasión dice...

Fernando, entrañable texto, se nota que quieres a Sevilla, el tiempo que viviste aquí te ha dejado huellas, nostalgias.

Todos los rincones que describes me han traído recuerdos de mi juventud, los recorría a diario por mis estudios administrativos, el autobús me dejaba en el Prado de San Sebastián, y la academia estaba en la Plaza de San Francisco. Una visita obligada si vas a conocer la ciudad con familiares o amigos, típico, y como no las "tapas", "pincho".

Por desgracia la tradición de representar la obra de Zorrilla D. Juan Tenorio, no te voy a decir que se haya perdido con el tiempo, pero casi, los USA han podido más, festejan, yo no, Halloween.

Lo interesante que sería para el alumnado disfrazarse, representar, conocer a ese ilustre Autor.

Saludos de una sevillana.

Fernando dice...

Pasión, me pierdo hablando de Sevilla. No sé contenerme, me desborda la mente por todos los sitios.

Tengo la gran fortuna de tener un amigo, queridísimo amigo, al que nombre en mi comentario último. Se llama Joaquín, es Cordobés, de Lucena, casi “na”, pero viviendo desde chavalillo en Sevilla. No hay rincón que no conozca, no hay nada de Sevilla que no sepa, la hemos andado durante horas y horas, creo y disculpa mi pedantería, que no hay sitio interesante que no haya visitado con él. Tuvo la gentileza de dedicarme muchos de sus domingos a que conociera y amara como él a Sevilla, además y ya termino, si unes a todos sus conocimientos su sabiduría de más de 70 años (ahora está cerca ya de los 80) muy bien llevados y sobre todo a la lucidez que produce ser bético y admirador de Morante el de la Puebla ¿Qué más se puede pedir?

UN ABRAZO, SEVILLANA.